jueves, 11 de enero de 2018

“Señor, Tú me has creado y has dicho mi nombre
Y tuya soy…”
Isaías 43,1


La hermana Soledad Cruz Cumplido (Eduarda de Jesús), nació un 7 de julio del año 1936, en Madrid, España. Ingresó al Instituto de las Franciscanas Misioneras de María, como novicia el 19 de marzo de 1959, en Pamplona, España, sus primeros votos el 19 de marzo de 1961 en Grottaferrata, Italia. Hizo sus Votos Perpetuos el 19 de marzo de 1965 en Grottaferrata, Italia.
Después de algunos años en Italia, donde prestó diversos servicios dentro de las comunidades de Grottaferrata  y Roma, es enviada a Perú, viviendo la misión en diversas comunidad como: Chaclacayo, Yurimaguas, Arequipa, Cartavio y Barranco.
En 1974, nuevamente es enviada a otro país, otra cultura, llega a Chile donde fue animadora de comunidades, catequista, en Santiago, Arica,  Iquique, Valdivia, nuevamente en Santiago asume el servicio a sus hermanas como responsable de la Provincia en el período 2007- 2011. Durante su larga misión en Chile, asume diversos servicios en la Iglesia chilena: pastoral diocesana, formación de laicos, etc. En el Instituto de las Franciscanas Misioneras de María, consejera provincial, formadora, animadora de las sesiones de  “Raíces Bíblicas” acompañando a sus hermanas en la profundización del Carisma.
Fueron varias las Instituciones en las que ella participó, se identificaba mucho con el deseo del diálogo y la Unidad de los Cristianos. Era miembro de la Fraternidad Ecuménica de Santiago, hasta el día que partió de regreso a España (Enero 2017).
En este día 10 de enero de 2018, ha partido desde Burgos, España, al Encuentro definitivo con el Padre Dios.
Su paso entre nosotras ha sido un “don de Dios”. Se entregó a la misión con todo su corazón y vivió la “alegría del Evangelio” en medio de sus hermanas y hermanos. Fraterna, preocupada por las necesidades del “otro”, “otra”, con una sonrisa a flor de labios.
“Gracias Señor por su vida y testimonio de consagrada…siempre tenía palabras de aliento, para animar y fortalecer el caminar en el servicio de Jesús y su Evangelio.
Que ella, que ya goza del “Venid Benditos…”, siga intercediendo por todas las comunidades en las que vivió, sufrió y gozó. Descansa en Paz, querida Soledad.

Hermanas Franciscanas Misioneras de María
Santiago,  10 de enero de 2018