viernes, 15 de abril de 2016

Mi Vocación

Amando a Jesús Crucificado en medio de los pobres.
Vayan por el mundo


Mi nombre es  Jeong Min Cho (Pia), soy coreana, y estoy hoy en Chile, en la primera región. Tarapacá, Iquique en una comuna del altiplano llamado Huara, que significa en el idioma  Aymara  “estrella “.

Quiero contarte mi historia vocacional, desde niña escuche en mi familia que nuestra herencia más grande era la fe católica  y yo veía  a los fieles  que oraban juntos con una voz unánime en la Iglesia. Nuestra familia estaba en medio de otras religiones como Budismo, protestantes, Confucio y Chamanismo, donde todos sabíamos que Dios es Grande y Justo.
 
     A la edad de 14 años, tuve una  inquietud  vocacional  que toco mi corazón, y en mi pueblo había una capilla muy sencilla, los sacerdotes venían una vez al año, y generalmente en las grandes fiestas donde todo el pueblo se reunía yo iba con mi familia. La presencia de Jesús crucificado me atraía cada vez más y me preguntaba:
¿Porque Jesús siendo hijo de Dios tenía que sufrir tanto y morir clavado en la cruz?
A pesar de esta pregunta, permanecí bajo la cruz y sentí mucha paz cada día que lo visitaba. Esto me llevo a decidir a estar muy junto a Él y  empecé a participar  en los encuentros vocacionales en la congregación de las Franciscanas Misioneras de María.
Las hermanas  nos contaban la vida de San Francisco, la vida de la fundadora,  María de la Pasión , su carisma y su misión , y luego nos reuníamos en la capilla para hacer oración y adoración al Santísimo lo que me atrajo sobremanera, la hostia contemplada y adorada , que representa el cuerpo y la sangre de Cristo su presencia sencilla y humilde entre nosotros me hacía no estar sola sino siempre acompañada de Jesús, no tener miedo frente a la persecución que constantemente sufría nuestro pueblo. Además me atrajo mucho la sonrisa, la sencillez de las hermanas, el hábito blanco y el trabajo para los necesitados y pobres. Deseaba enormemente  entrar a la vida religiosa pero debía terminar la Universidad.
 Ingrese con las Hermanas Franciscanas Misioneras de María en  Busan con 10 compañeras. Y poco a poco fuimos adaptándonos a la nueva vida: liturgia, oración, convivencia, servicio, descubriendo la vocación misionera en el carisma de nuestra congregación. Crecí en la disponibilidad porque mi Jesús me enviaba a muchos lugares y continentes que jamás imagine .…. mi corazón se hacía misionero del mundo, que grande es el camino de ser  misionera, cuando escuche mi nombre  en la ceremonia para ser enviada en mis votos perpetuos a la provincia Bolivia-Chile en el continente americano mi  corazón se llenó de gozo .
Llevo 16 años viviendo entre Bolivia y Chile, aquí la vida en los pueblos del altiplano, la zona amazónica, se siente el grito del pobre y al mismo tiempo la danza, el compartir de los pueblos originarios entre el mar y el desierto, la pampa y el valle.

Actualmente estoy en el norte grande de Chile,  en una pequeña Comuna llamada “Huara”.  Pertenecemos a la provincia del Tamarugal: es el  lugar donde en el siglo pasado, hubo gran auge económico en el tiempo de las oficinas salitreras y hoy esta despoblado y marginado de  la ciudad en el desierto. Estoy dando clases en el Liceo de Huara y los fines de semana viajo a alguna comunidad de los pueblos del interior. Por ahí alguien escribió que “el desierto es siempre la Oportunidad de encontrar un OASIS” y el profeta Oseas en la Biblia nos dice “Te llevare al desierto para hablarte al corazón “.
Mi vocación se renueva como un oasis, cada noche contemplando a Dios misericordioso, en el firmamento, en las estrellas, en la luna que nos alumbra en medio del desierto y durante el día contemplo a los niños en la escuela donde trabajo, los cuales los pongo en el altar de la eucaristía para que encuentren a Dios y se dejen encontrar por El.  
Joven, te cuento mi historia para que no tengas miedo de dejarlo todo por Jesús, el estará en tu corazón y con el harás la misión de llevar la Buena Nueva a los lugares donde Jesús aun no es conocido y amado.






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